La nube y el girasol

July 17, 2020
Cuentos Infantiles

Al alba despertó el girasol, mas sus pétalos no abrió.

—¿Qué le pasó al sol? —preocupado, se preguntó—. Buscó a su derecha, a su izquierda, arriba, abajo, nada, ni rastros. Apurado sacó fuerte la voz. Miró al cielo y al sol así le habló:

—¿Qué pasará conmigo si hoy no regalo mis semillas? Y, si nadie las

muele, para hacer aceite, ¿cuántos niños y niñas se quedarán sin comer sopaipillas? Esperó unos segundos, ni un suspiró del cielo escuchó. —Alzaré más la voz —se dijo— ya sé que es usted el sol, que es un rey, un señor, pero tenga consideración con los que trabajamos esperando su luz y su calor.

Nada, el silencio en el campo abundaba.

Algo molesto, otro intento hizo el girasol:

—¡Dígnate a aparecer! ¿Acaso he de rogarte también?

De pronto, a lo lejos escuchó.

—¿Qué son esos gritos? ¡Más respeto, por favor, aquí hay gente durmiendo, ¿qué pasó con su educación?

El girasol dio media vuelta, levantó la cabeza y descubrió que, una furiosa nube gris desde el cielo lo miraba.

—¿Qué modales son esos? —lo interpeló

—Discúlpeme, no fue mi intención. No la llamaba a usted, quiero hablar con el sol.

—Está descansando, tiene mucho calor. ¿Qué quieres de él? Quizás pueda ayudarte yo.

—Agradecido le estoy, pero no se ofenda, solo él puede darme la luz que necesito, he de abrir mis pétalos… atrasadísimo estoy.

—Entiendo. Voy y vuelvo —dijo y desapareció.

Muchos minutos pasaron, el girasol ni siquiera los contó. Hasta que de pronto, por fin el sol apareció y la nube gris desde el cielo así se despidió:

—Qué tengas un buen día, y no pelles con el sol. Él tiene su genio, se toma su tiempo, mas jamás su atraso será despreocupación.

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