Declaro que soy
María Josefina Esperanza Rillon Reyes,
autora, directora y protagonista
de una película aún en rodaje.
Declaro que no es de mi interés
ganar una estatuilla,
me conformo con un final honesto,
sin pretensiones ni aspavientos.
Declaro que me rindo;
no más conflictos con el tiempo.
No puedo seguir peleando
con su actitud arrogante,
egoísta y poco democrática.
Declaro que me aburrí de los
supermercados, ordenar la despensa,
clóset, los armarios.
No quiero decidir qué se come,
qué se lava, qué se plancha.
Declaro que me gusta el silencio.
El silencio mío y de los otros.
El silencio de San Pedro de Atacama,
de la Patagonia, del amanecer
y el de medianoche.
Declaro mi incompetencia en
mecánica automotriz, tecnología
y puntos cardinales.
Declaro que lo mío no son las instrucciones,
el inglés ni las plantas.
Declaro que se me acabó la paciencia
para ir a todas las batallas.
Que tampoco perderé el tiempo
en lidiar con la tozudez y la tontera.
Elijo quedarme con lo que hay,
con lo que se puede, nada más.
Declaro que por las noches sueño,
y, que por las mañanas despierto
y vuelvo a soñar.
Declaro tener dos padres en el cielo.
El Padre de todos y,
el mío propio.
Declaro que mi corazón está
a tablero vuelto,
pero seguiré vendiendo entradas.
Declaro que todo lo declarado
es la pura y santa verdad.
Y, que la lista quedará abierta,
porque las declaraciones
me dan libertad.