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Al alba despertó el girasol, mas sus pétalos no abrió...

Érase un duende que quería conocer el mar. —¿Quién me quiere acompañar? —preguntó, mas nadie contestó...

Declaro que soy María Josefina Esperanza Rillon Reyes, autora, directora y protagonista de una película aún en rodaje...

Negra la oscuridad del nido, cuando está vacío...

Estimado Nicanor‍, aunque no nos conocemos, me tomé la libertad de escribir esta carta...

Te confieso que, para mí, es un misterio tu cultura...

Estoy hecha de carne y huesos, alma e imaginación, agua y fuego, tierra y razón...

Cuando las certezas se esfuman, las siluetas son sombras, los sonidos susurros...

En el asunto de las tentaciones del demonio, vamos mejor. Las de Jesús fueron tres, y las mías solo dos. ¡Uf!

Este confinamiento ha sido para muchos una experiencia nueva y curiosa con los más variados matices.

No tenía idea que existía esta plataforma on line, hasta que comenzó el confinamiento.

¿Quién me iba a decir que, de un día para otro, mi interés por la belleza externa cambiaría drásticamente por la del alma?

Aquí el desafío es asombrar a los comensales.

Ustedes se preguntarán: ¿Qué tiene que ver la vida diaria de una mujer como yo, con el postulado que hizo Antoine Lavoisier?

Llegué al cielo, pensó. Pero no era el llamado de Dios. Era la del hombre que la vida entera esperó.

Abrí el cajón de su velador. Todo estaba en orden. Tomé la libreta de tapa azul, al hacerlo calló la foto.

Cerró la maleta. Dio un vistazo a la pieza. Cerró las cortinas, cerró la puerta.

A San Antonio bendito, le peí que t’ ucara. ¿A onde te metiste quel pobre toaía no ti halla?

Vivían en el mismo barrio. Jugaban en la misma plaza, compraban pan y aceite en el mismo almacén.